Desde el 15 de febrero hasta el 14 de abril, el Museo Lázaro Galdiano presenta “(Re)construcciones domésticas”, una instalación de la artista vasca Estíbaliz Sádaba (Bilbao, 1963) compuesta por una serie de fotografías sobre diferentes soportes (telas y papel) y un vídeo que visibilizan la reclusión de las mujeres en el espacio doméstico a lo largo de la historia y el trabajo que realizan en él, así como los papeles que socialmente hoy siguen desempeñando.
Concebida específicamente para la sala Pardo Bazán y basada en la tesis doctoral de la propia artista, “(Re)construcciones”, que cuenta con el patrocinio de Fundació Miró Mallorca y Casa de Velázquez, es el resultado de acciones que Sádaba ha realizado sobre el cuerpo de diferentes performers femeninos para luego ser editados o (re)construidos durante el montaje. Para Sádaba, el cuerpo se convierte, en un lugar de investigación y experimentación, en cuya piel, en este caso, se han grabado diseños inspirados en las pinturas de Giotto de la capilla de los Scrovegni de Padua. Unas pinturas que dieron lugar a una revolución pictórica desarrollada durante el siglo XIV, influyendo para siempre en la historia del arte, y que la artista une a la intervención realizada gracias a la pintura del maestro de Manzanillo Los Reyes Católicos con Santa Elena y Santa Bárbara (1500 ca), de la Colección Lázaro Galdiano. “Mi intención ha sido vincular ambas. Me interesa cómo algunas mujeres que aparecen en el interior de las arquitecturas de Giotto están encerradas. En cuanto vi la pintura del Maestro de Manzanillo, me interesó relacionarla, ya que, detrás de esa ofrenda de la arquitectura realizada por Santa Elena y Santa Bárbara (desde la atenta mirada de los Reyes Católicos), observé de nuevo a dos mujeres similares a las que aparecían transportando las arquitecturas en los murales de Giotto, y me pareció interesante enlazarlas con las fotografías de los tatuajes a partir de aquellas pinturas, por lo que realicé un nuevo proyecto”, explica Sádaba.
El tatuaje sobre la piel presenta una connotación respecto al carácter indeleble de lo tatuado, que marca a esa persona de por vida, en este caso a esas mujeres, “y la marca que llevan es la de la casa”, apunta. La casa aparece como representación del espacio doméstico, un ámbito al que la mujer históricamente ha sido relegada y que la artista trata de evidenciar para colocar la atención en “la reflexión sobre los papeles que socialmente seguimos desempeñando hoy”, añade.
Sádaba parece querer incidir en la diferencia de sexos como principio organizador de las ciudades, a la vez que plantea una búsqueda de los lugares de memoria femeninos, de cómo los relatos y los mitos han modelado el papel de la mujer y su manera de habitar el mundo, como si el terreno que pisaran aún no les perteneciera del todo o estuvieran ahí para ser, además, denostadas. “Es exactamente eso. La exposición pretende mostrar cómo ha sido la evolución del concepto de ‘espacio doméstico’ analizando distintos hitos filosóficos y artísticos en oposición al de ‘espacio público’, para, de este modo, entender mejor las raíces históricas, religiosas, sociológicas y culturales del encierro de las mujeres en dicho ámbito. Se trata de buscar la génesis de la propia idea de ‘lo doméstico’ o ‘la domesticidad’ en oposición a la idea de ‘espacio público’, pues es ahí donde se encuentran las circunstancias que han posibilitado el aislamiento, encierro y ‘disciplinamiento’ de las mujeres durante siglos y siglos”, afirma la artista. Sádaba pretende “sacar al ágora la consecuencia lógica de formar parte de una estructura social patriarcal”.
Para crear esta instalación en la Sala Pardo Bazán del museo, Sádaba ha trabajado con textos históricos -complemento para entender de qué manera aparecen representadas las mujeres-, que se combinan visualmente con otros objetos históricos de uso doméstico procedentes de la colección del Museo Lázaro Galdiano, para remitir al espectador al espacio privado, entendido en un contexto de “encierro”. “Tener este conjunto de referencias visuales permitirá realizar lecturas renovadas respecto a los relatos canónicos”, destaca la artista, que busca proponer preguntas más que encontrar respuestas -como aduce- y facilitar el diálogo del espectador con la obra-objeto-acción”. “Creo que poder intervenir el Museo Lázaro Galdiano, contando con la propia obra de la colección, es un ejercicio muy interesante para el trabajo de una artista y la posibilidad que nos ofrece el Museo es enriquecedora”, asegura. Un museo que cuenta, además, con el programa “Artistas en casa”, que entronca con la idea de crear un espacio donde no solo se privilegie la producción como mera creación de obras, sino como un hecho capaz de generar conocimiento, relaciones y también conexiones y afectos.
Para Begoña Torres, directora del museo, “esta muestra, con un discurso híbrido, a caballo entre lo artístico y lo académico, permite crear visiones diferentes que refuerzan el concepto de investigación en ambos sentidos”.
Artista, Doctora en Bellas Artes por la UPV/EHU, ha recibido numerosas becas, como las de la Academia de España en Roma 2018 y 2016, Beca Multiverso a la Creación en Videoarte 2017 de la Fundación BBVA, Beca Art i Natura en Farrera, 2017 (La Panera de Lérida), La Cité Internationale des Arts de París, Fundación BilbaoArte, Museo Artium y Fundación Arte y Derecho, Centro Cultural Montehermoso o recientemente la que ofrece Casa de Velázquez.
Cofundadora en 1994, junto con Azucena Vieites, del colectivo “Erreakzioa-Reacción” como espacio de resistencia feminista para dar visibilidad a las artistas, ha codirigido diferentes seminarios-talleres sobre práctica artística, activismos, feminismos y teoría queer en ARTELEKU, Sala Rekalde, Bizbak-EHU/UPV, Tabakalera, etc. Co-editora de diferentes publicaciones, como Erreakzioa,10 Joyas y Caprichos, 11 matatiempos-feministas.net, Series Múltiples, ha comisariado diferentes programas de videocreación en museos nacionales, y también ha impartido conferencias en diferentes museos, centros de arte y universidades. Ha realizado exposiciones individuales como “Subversiones” (Albumarte, Romas), “Desdoméstica” (Bilboarte), “Las Incontables” (Fundación BBVA, Madrid) o “Las Filanderas” (MUSAC) y ha participado en numerosas colectivas. En sus últimos trabajos, desde la voluntad de aunar la teoría y el activismo feminista con la creación de redes y genealogías, ha creado proyectos videográficos, fotografías, performances, trabajos sonoros, collages y vídeos en los que aborda la tradicional reclusión de la mujer en el ámbito doméstico y su lucha por hacerse presente en la calle y en el ámbito público.
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